Dios, sé que estás allí, se apoya en el asombro de una fe infantil y celebra tanto a Dios como a su maravillosa creación.
Cada verso ayuda a los pequeños a comprender que hay cosas en el mundo que no podemos ver, tocar, ni escuchar y sin embargo, son reales. E incluso si sienten que está distante, Él es tan real como el viento y el sol.
Nubes, no puedo apretujarlas.
Pero sé que están allí.
Las veo armando formas mullidas:
Un león, un pájaro y un oso.
Luna, no puedo moverte.
Pero sé que estás allí.
Estás colgando como un farol en la noche plateada.
En el aire de la tarde.
Este delicioso paseo por la maravilla de la creación cierra con este poderoso recordatorio: Dios, sé que estás ahí.