¿Qué le pasa al amor después de la boda?
A más de 9 mil metros de altura, en algún lugar entre Buffalo y Dallas, puso su revista en el bolsillo de su asiento, se volvió hacia mí y preguntó:
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¿En qué trabaja usted?
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Hago consejería matrimonial y dirijo seminarios para el enriquecimiento del matrimonio -dije sin rodeos.
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Siempre he deseado preguntarle esto a alguien -dijo-. ¿Qué le pasa al amor después que uno se casa?
Renunciando a mis esperanzas de echar una siesta, pregunté:
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¿Qué quiere decir?
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Bueno -dijo-, he estado casado tres veces y, cada vez, era maravilloso antes de que nos casáramos, pero de alguna manera todo se derrumbaba después de la boda. Desaparecía todo el amor que pensaba que tenía por ella y todo el amor que parecía que tenía ella por mí. Soy una persona bastante inteligente. Dirijo un negocio exitoso, pero no lo comprendo.
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¿Cuánto tiempo estuvo casado? -le pregunté.
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La primera vez duró unos diez años. La segunda vez, estuvimos casados tres años, y la última, casi seis años.
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¿Su amor desaparecía justo después de la boda o era una pérdida gradual? -indagué.
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Bueno, la segunda vez fue mal desde el principio. No sé lo que pasó. En realidad, pensaba que nos amábamos, pero la luna de miel fue un desastre y nunca nos recuperamos. Solo fuimos novios seis meses. Fue un idilio vertiginoso. ¡Fue emocionante de verdad! Sin embargo, después del matrimonio, fue una batalla desde el principio.
En mi primer matrimonio, tuvimos tres o cuatro años buenos antes de que llegara el bebé. Después que nació el bebé, sentí que le daba su atención al bebé y que yo dejaba de importarle. Era como si su única meta en la vida fuera tener un bebé, y después de eso, ya no me necesitaba más.
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¿Le dijo eso? -pregunté.
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Sí, se lo dije. Me dijo que estaba loco. Me dijo que no entendía el estrés de ser enfermera las 24 horas del día. Me dijo que debía ser más comprensivo y ayudarla más. En realidad, procuré hacerlo, pero no parecía que marcara alguna diferencia. Después de eso, nos apartábamos cada vez más. Al poco tiempo, no quedaba amor, solo falta de vida. Ambos estuvimos de acuerdo en que el matrimonio había terminado.
¿Mi último matrimonio?
A decir verdad, pensaba que ese sería diferente. Ya hacía tres años que estaba divorciado. Fuimos novios durante dos años. En realidad, pensaba que sabíamos lo que hacíamos, y que quizá, por primera vez, sabía lo que significaba amar a alguien. Sentía que ella me amaba con sinceridad.
Después de la boda, no creo que cambiara. Continué expresándole amor como lo hacía antes de casarnos. Le decía lo hermosa que era. Le decía lo mucho que la amaba. Le decía lo orgulloso que estaba por ser su esposo. Sin embargo, a los pocos meses de casados, empezó a quejarse de pequeñas cosas al principio, como que no sacaba la basura o no colgaba mi ropa. Luego, atacó mi carácter, diciéndome que sentía que no podía confiar en mí, acusándome de no serle fiel. Se convirtió en una persona negativa por completo. Antes del matrimonio, nunca fue negativa. Era la persona más positiva que conociera jamás, esa fue una de las cosas que más me atrajo de ella. Nunca se quejaba por nada. Todo lo que yo hacía era maravilloso, pero una vez que nos casamos, parecía que no podía hacer algo bien. A decir verdad, no sé lo que pasó. A la larga, la dejé de amar y empecé a molestarme con ella. Era obvio que no me amaba. Reconocimos que no sacábamos nada viviendo juntos, así que nos separamos.
Eso fue hace un año. De modo que mi pregunta es esta:
¿Qué le pasa al amor después de la boda?
¿Mi experiencia es común?
¿Es por eso que tenemos tantos divorcios en nuestro país?
No puedo creer que me sucediera tres veces. Y los que no se divorcian, ¿aprenden a vivir con el vacío o en verdad el amor se mantiene vivo en algunos matrimonios? De ser así, ¿cómo lo logran?
Las preguntas de mi amigo sentado en el 5ª eran las mismas que miles de personas casadas y divorciadas se hacen hoy. Algunos se las hacen a los amigos, otros se las hacen a los consejeros y los clérigos, y hay quienes se las hacen a sí mismos. A veces las respuestas se expresan en la jerga de la investigación psicológica que es casi incomprensible. Otras veces se exponen en el humor y el folclore. La mayoría de los chistes y los refranes contienen algo de verdad, pero son como ofrecerle una aspirina a una persona con cáncer.
El deseo por el amor romántico en el matrimonio está arraigado en lo más profundo de nuestra constitución psicológica. Los libros abundan sobre el tema. Los programas de entrevistas de la radio y la televisión lidian con esto. El internet está lleno de consejos. También lo están nuestros padres, amigos e iglesias. Mantener vivo el amor en nuestros matrimonios es un asunto serio.
Con toda la ayuda disponible de los expertos en los medios de comunicación, ¿por qué tan pocas parejas parecen encontrar el secreto para mantener vivo el amor después de la boda?
¿Por qué una pareja puede asistir a un taller de comunicación, escuchar maravillosas ideas sobre cómo mejorar la comunicación, regresar a casa y descubrir que es incapaz por completo de implementar los patrones de comunicación demostrados?
¿Cómo es que leemos algo en línea sobre las “101 maneras de expresarle amor a tu cónyuge”, seleccionamos dos o tres que nos parecen útiles en especial, las probamos y nuestros cónyuges ni siquiera reconocen nuestro esfuerzo? Damos por perdidas las otras noventa y ocho maneras y volvemos a la vida de siempre.
LA VERDAD QUE NOS FALTA
El propósito de este libro es la respuesta a estas preguntas. No se trata de que los libros y los artíclos ya publicados no sean útiles. El problema es que hemos pasado por alto una verdad fundamental: Las personas hablan diferentes lenguajes del amor.
LOS CINCO LENGUAJES DEL AMOR
Editorial Unilit
Clasificación: Matrimonios
Sara De Gracia
Sara De Gracia
Community Manager en CLC Panamá. Egresada de la Univ. Tecnológica de Panamá con una Lic. en Sistemas Computacionales. Labora en CLC Panamá desde el 2004, y actualmente trabaja en el área de Redes y Mercadeo. Casada con Francisco Camaño.