El autor estructura el contenido de la obra en tres partes:
En la PRIMERA que titula «LOS COMPLEJOS CAMINOS DE LA FE», describe la naturaleza del problema: «Creer hoy: una experiencia difícil». Y lo hace utilizando el modelo simbólico de las “dos ciudades”, la “ciudad de Dios” y la “ciudad secular” que Agustín de Hipona planteó como símbolo de la sociedad de su tiempo, pero cuyo sentido metafórico puede actualizarse en cualquier época de la historia. En muchos momentos de la vida del creyente, las dos ciudades entran en conflicto en su corazón, en su mente y en sus deseos inmediatos. Una situación que se ve agravada por los llamados “silencios de Dios” que se nos hacen inexplicables fuera de la mística y una fe a toda prueba.
La SEGUNDA PARTE: «CIENCIA Y FE: breve historia de una discrepancia» describe cual ha sido la evolución de la crisis de la fe cristiana y sus causas. Desde el amanecer de la ciencia en el siglos XVI y XVII hasta llegar al actual nuevo ateísmo militante, analiza las posturas de los más importantes filósofos, científicos y exponentes de ambas posturas. Y concluye preguntándose: ¿Por qué confrontación en lugar de cooperación?
En la TERCERA nos habla de «EL SENTIDO ESCATÓLOGICO DE LA FE Y LA MISIÓN DE LA IGLESIA». donde expone con claridad el plan divino de salvación para la raza humana, la esperanza de la parsuía, la percepción que de la misma han tenido grandes filósofos y científicos a lo largo de la historia, y el sentido de la fe en el discurso escatológico de Jesús. Su tesis es la del teólogo Tiemo Rainer Peters en su obra: “La provocación del discurso sobre Dios”: «Debería resultarnos estimulante que, precisamente hoy, por encima de las diferencias doctrinales, volviéramos a situarnos en la escatología, de la que la teología y la Iglesia han vivido siempre y en la que tienen, sin duda, su única posibilidad de supervivencia».
A la hora de aportar respuestas a las inquietudes de la sociedad del siglo XXI, presenta las propuestas de las distintas Iglesias y confesiones cristianas y las enlaza con sus propias propuestas:
Primero. Responder al antropocentrismo, que toma forma en el siglo XIX, se establece en el siglo XX, y ha pasado a ser una característica de la sociedad actual.
Segundo. Responder al secularismo, que enseña que nada podemos esperar del futuro, porque no hay futuro después de la muerte.
Tercero. Responder al sentimiento de soledad característica de las sociedades urbanizadas.
Concluye que el viento de la ciencia no apagará la llama de la fe, antes por el contrario, ciencia y fe han de acabar por entenderse y colaborar mano a mano en aportar respuestas a la sociedad: la una respuestas a los problemas del cuerpo que conforman el día a día de nuestra historia, proporcionándonos un mundo mejor, y con ello, un presente mejor; la otra respuestas a las incertidumbres del alma, proyectándonos hacia un devenir trascendente.
Lograr ese entendimiento y aportar a la sociedad del siglo XXI la esperanza psicológica que la ciencia no le puede aportar, es misión de la Iglesia, y es una misión escatológica y el objetivo del presente libro.