Cuando una mujer sorprendida en el acto de adulterio fue echada a los pies de Jesús, la multitud sedienta de sangre llenó sus manos con piedras y exigió apedrearla hasta la muerte. Esta confrontación aún retumba en nuestras vidas hoy. Seguramente podemos identificarnos con la verguenza de la mujer y su pecado expuesto. Desafortunadamente, también nos podemos identificar con la multitud hipócrita, deleitándose en el rechazo del “otro”. ¿Pero podemos identificarnos totalmente con Cristo, el Dios que intervino para salvarla? Para aquellos que se han vuelto cautelosos con el cansado y a veces hasta ofensivo dogmatismo cristiano, Carlos Rodríguez puede ser la chispa que encienda las llamas de la fe en el verdadero Jesús.