El libro de Esdras nos ofrece enseñanzas preciosas que se aplican a la posición actual del pueblo de Dios, en medio de las ruinas de la cristiandad. Nos hace falta conocer los elementos del testimonio, los caracteres de un despertar, las condiciones de una restauración, cuando los testigos han olvidado la separación respecto del mundo. ¡Ojalá podamos, en todos estos puntos, considerar con mucha atención esta preciosa parte de la Palabra!
El autor, Esdras, no tiene nada que sobrepase la medida corriente y los recursos ordinarios; pero su corazón está consagrado a la honra del bello Nombre de Jehová y es sensible a la prosperidad del pueblo. Ante todo, está caracterizado por el conocimiento de la ley de Moisés, de la Palabra escrita. Ella le dirige en todo, y su fe se apoya en ella. Es también la única fuente de su autoridad.