El libro de Samuel constituye la continuación del libro de los jueces y del libro de Rut. En su principio, el período de los jueces aún no ha terminado: Elí el sacerdote era uno de ellos; Samuel, el primer profeta, también fue juez sobre Israel. Creyó poder establecer a sus hijos como jueces después de sí, pero la incredulidad de éstos puso fin a este régimen. Por lo demás, el tiempo de éstos traían un alivio temporal a la miseria del pueblo, culpable de haber dejado subsistir a los enemigos de Jehová, en vez de exterminarlos. Arrastrado por esas naciones a la iniquidad y la idolatría, Israel había tenido que soportar su yugo como castigo de su desobediencia.